Unas 700.000 personas se reunieron en el icónico Malecón de La Habana para participar en una masiva marcha de protesta contra el bloqueo comercial y económico impuesto por Estados Unidos y su inclusión en la lista de países que, según EE.UU., apoyan el terrorismo. La manifestación fue liderada por figuras prominentes de la política cubana, el presidente Miguel Díaz-Canel y el líder revolucionario Raúl Castro.
Díaz-Canel, en su discurso durante la marcha, reafirmó la postura de Cuba frente a lo que considera una agresión imperialista por parte de Estados Unidos: «Esta será una marcha, sí, muy antimperialista. Contra el imperialismo norteamericano y su pretensión de imponerse en Cuba por la fuerza o la seducción, marcharemos ahora y siempre». Su declaración resalta la determinación del gobierno cubano y de su pueblo de resistir a las presiones externas mediante la movilización y la protesta.
El evento no solo simboliza la resistencia de Cuba frente al bloqueo económico que ha afectado al país por décadas sino también su rechazo a ser catalogado como patrocinador del terrorismo, una designación que Cuba considera infundada y políticamente motivada. La participación masiva en esta marcha sugiere un fuerte apoyo popular a la postura del gobierno cubano en estas cuestiones internacionales.
Este acto de protesta y reafirmación nacional se suma a la larga historia de manifestaciones contra el bloqueo estadounidense, convirtiéndose en una expresión tangible del sentir cubano frente a las políticas externas que impactan su desarrollo y soberanía.
