La actividad del volcán Reventador, ubicado en la provincia de Napo, genera alerta tras la emisión de material piroclástico captada por las cámaras de monitoreo del ECU 911. El evento fue detectado la mañana de este viernes, 19 de septiembre, y se suma a la actividad eruptiva que el volcán ha mantenido durante varios días, con la expulsión constante de ceniza y gases.
El informe del ECU 911 Ibarra indicó que sus cámaras de videovigilancia monitorean la actividad las 24 horas del día. A las 06:50 de la mañana, se observó la emisión de material piroclástico desde el cráter, lo que confirma un incremento en la actividad superficial. La entidad reitera en la importancia de mantener la vigilancia y ha recordado a la población que puede contactar a la línea de emergencia 911 en caso de cualquier incidente.
El Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional ha confirmado que el fenómeno forma parte del proceso eruptivo activo del volcán, que se mantiene desde 2002. En sus informes diarios, el IG ha documentado la emisión de gases y ceniza que han alcanzado alturas de hasta 1.400 metros sobre el cráter. Además, se han registrado descensos de material incandescente, lo que representa un riesgo para las zonas aledañas si se combina con lluvias intensas.
Aunque no hay poblaciones asentadas en las zonas de mayor riesgo por flujos piroclásticos, sí existe infraestructura vulnerable, como el oleoducto de transporte de petróleo y las vías de acceso que podrían verse afectadas. Por esta razón, la Secretaría de Gestión de Riesgos mantiene al volcán en alerta naranja y recomienda a las comunidades cercanas tomar precauciones ante posibles caídas de ceniza.
El Instituto Geofísico utiliza una red de estaciones sísmicas, cámaras térmicas y sensores satelitales para vigilar los movimientos internos del volcán, que ha registrado en los últimos días un alto número de explosiones y tremores sísmicos.
Con un historial de al menos 16 erupciones desde 1541, el Reventador es uno de los volcanes más activos del país. Su actividad actual es un recordatorio de la naturaleza volátil de la geografía ecuatoriana y subraya la importancia de los sistemas de alerta temprana y los protocolos de prevención para garantizar la seguridad de la población e infraestructura cercanas.
