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Explotación sexual en Galápagos

dos adolescentes que había sido violadas varias veces fueron rescatadas en la Isla Isabela, pero no hay ningún detenido. La madre de una de las víctimas rompe el silencio y pide celeridad en las investigaciones. Por otro lado, el Gobierno dice haber ejecutado una serie de talleres informativos para concientizar sobre esta problemática. No obstante, aún faltan muchas acciones por realizar en una sociedad donde la presencia estatal es escasa e impera la cultura del silencio.

Rebeca (nombre protegido) vive desde hace 23 años en la isla Isabela, uno de los puntos más alejados del Ecuador continental. Durante todo este tiempo, había escuchado en varias ocasiones casos de jóvenes agredidas sexualmente, pero nunca imaginó que su hija de 16 años también sería parte de las más de 900 mujeres víctimas de violencia de género registradas desde el 2018 hasta octubre del 2024 en el archipiélago.

Todo empezó en el colegio. La hija de Rebeca fue reclutada por una compañera, quien le invitó a un paseo al mirador ‘El Mango’. Tres adolescentes acudieron en compañía de un sujeto. La idea aparentemente era tomarse fotos y comer, sin embargo, todo cambió al arribar al lugar turístico.

“Las dos chicas sabían a lo que iban, mi hija no. El hombre les dijo: ‘bueno aquí las tres pagan piso’. Luego, mi hija empezó a gritar y llorar, cuando se dio cuenta el tipo ya estaba encima de ella”, comentó la madre de la víctima.

Esto ocurrió en enero de este año, pero Rebeca se enteró de todo en mayo, luego de que el padre de la otra adolescente encontró chats de su hija con el sujeto. En ese momento, comprendieron que las adolescentes habían tenido varios encuentros con aquel hombre a cambio de 150 o 200 dólares, dinero que era utilizado para consumir droga.

Rebeca y el papá de la otra joven acudieron a la Policía de Isabela para que detengan al individuo, pero les dijeron que no podían hacerlo sin una denuncia. Ahí empezó el periplo por lograr justicia.

Isabela no cuenta con una Fiscalía y la presencia policial es escasa: tiene alrededor de 20 efectivos. Y lo peor: hay épocas en las que el 50 por ciento de personal policial sale de vacaciones. Los pocos que quedan no están capacitados para atender casos de violencia de género.

Por ello, las personas que quieren denunciar cualquier crimen deben acudir a la Fiscalía de Santa Cruz, lo cual implica gastos en transporte y hospedaje. El pasaje en lancha cuesta 30 dólares, por lo que si van dos personas (el padre y la víctima) el saldo de ida y regreso termina en 120 dólares. Incluso el alcalde de esta isla, Alfredo Morocho, aseguró a Vistazo que la población “está en indefensión” por la falta de varias instituciones estatales.

Rebeca y el padre de la otra adolescente pasaron por ese costoso trajinar, pero luego se llevaron otra sorpresa: la investigación no avanzaba. “Era como un caso que estaba escondido”, relató la madre.

Ella indica que en Fiscalía les dieron una boleta para que el implicado no se aproxime a las jóvenes y les hicieron los exámenes psicológicos, aunque al poco tiempo les volvieron a llamar para la misma pericia. “Aquí en Isabela pasan muchos casos, pero los padres no denuncian por el traslado y no siempre contamos con el dinero para hacerlo”.

También ocurre que al tener que viajar a otra isla se pasa el tiempo de flagrancia, el implicado no es denunciado por ser alguien conocido o se llega a acuerdos extrajudiciales. Rebeca, por ejemplo, narró que familiares del acusado contactaron a su hija para darle dinero a cambio de su silencio. De las tres adolescentes implicadas en este caso, dos no aceptaron estas insinuaciones, pero la chica que reclutaba aparentemente habría recibido cinco mil dólares.

En septiembre, la Policía Nacional en colaboración con la organización estadounidense OUR Rescue efectuaron un operativo de rescate en Isabela. Las dos jóvenes fueron llevadas a una casa de acogida en Ecuador continental. La denuncia inicial fue por el presunto delito de violación, pero ahora el caso es tratado como explotación sexual.

“Siento mucho dolor porque mi hija está afuera, no puede estar conmigo, porque el hombre que la violentó sigue suelto. Eso no debe ser así, el sujeto debe ir preso”, señaló Rebeca (nombre protegido).

Por el momento, la Policía manifiesta que sigue investigando y recabando indicios contra el implicado. Mientras tanto, Rebeca, quien regresó a Isabela por cuestiones de trabajo, comentó que ve al sujeto paseando en moto o jugando volley.

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