En un operativo significativo, las autoridades colombianas lograron la captura de Jeison Alexander Lorca Salazar, alias ‘Jeison Comino’, identificado como el segundo cabecilla de la notoria banda delictiva ‘Tren de Aragua’. La detención se realizó en una lujosa hacienda ubicada en Los Santos, Santander, noreste de Colombia, según informó la Policía Nacional en un boletín el sábado 16 de noviembre de 2024.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció la captura en sus redes sociales, destacando la importancia del detenido y agradeciendo la colaboración de la Policía de Venezuela en esta operación. ‘Jeison Comino’ era uno de los criminales más buscados en Venezuela, país de origen de la organización ‘Tren de Aragua’, la cual ha extendido su influencia criminal a lo largo del continente americano.
Detalles de la Captura:
- Crimen Organizado: Lorca Salazar enfrenta cargos por terrorismo, asociación para delinquir agravada, tráfico de armas y extorsión. Su captura fue resultado de una operación internacional que involucró una notificación roja de INTERPOL, con una recompensa de hasta 50,000 dólares ofrecida por su captura.
- Evidencia Digital: La clave para localizar a Lorca Salazar fue su propio descuido al publicar fotos con armamento, lo que permitió a las autoridades seguir su rastro digital.
El Tren de Aragua:
- Origen y Expansión: La organización comenzó dentro de la prisión de Tocorón en Venezuela hace aproximadamente una década, creciendo hasta alcanzar unos 5,000 miembros. Su actividad criminal incluye extorsión, sicariato, narcotráfico, trata de personas, y minería ilegal, entre otros crímenes.
- Presencia Internacional: Aparte de Venezuela y Colombia, ‘Tren de Aragua’ ha consolidado operaciones en Chile, Perú, y ha extendido sus tentáculos hasta Estados Unidos.
Esta captura representa un golpe significativo contra una de las bandas criminales más peligrosas de América Latina, destacando la cooperación internacional y el uso de inteligencia digital para combatir el crimen organizado. El trabajo conjunto entre las fuerzas de seguridad de Colombia y Venezuela, junto con el accionar de INTERPOL, ejemplifica la necesidad de una estrategia regional para enfrentar a estas organizaciones que no reconocen fronteras.