El regimen de Venezuela, confirmó este lunes 10 de enero que recibirá dos vuelos de deportación desde Estados Unidos en el marco del ‘Plan Vuelta a la Patria’, una iniciativa chavista para repatriar ciudadanos. Los vuelos serán operados por la aerolínea estatal Conviasa y trasladarán a venezolanos deportados tras acuerdos con el enviado especial del presidente Donald Trump, Richard Grenell.
En un comunicado oficial, el Ministerio de Comunicación resaltó que las repatriaciones se realizarán respetando la dignidad y los derechos humanos de los migrantes. «Propusimos que los aviones venezolanos gestionaran su regreso, garantizando un traslado seguro», afirmó la institución.
El factor del «Tren de Aragua» y las investigaciones penales
El Gobierno estadounidense advirtió que algunos de los deportados podrían estar vinculados a actividades delictivas o al grupo criminal conocido como ‘Tren de Aragua’, responsable de delitos en varios países de América Latina. Venezuela aseguró que llevará a cabo una investigación rigurosa al recibir a los repatriados.
El comunicado señaló que estos grupos delictivos, supuestamente ya desmantelados por Caracas, fueron, según la narrativa chavista, activados por sectores extremistas de la oposición para generar caos y violencia. “Las personas investigadas estarán sujetas al sistema judicial venezolano”, añadió el ministerio.
Además, Venezuela acusa a sectores de EE. UU. y de la prensa internacional de promover una narrativa “falsa” que relaciona al «Tren de Aragua» con todos los migrantes venezolanos, estigmatizando su presencia en el extranjero.
A pesar de que la Administración de Trump no reconoce la legitimidad de Nicolás Maduro, ambos gobiernos han negociado acuerdos puntuales. La visita de Richard Grenell a Caracas marcó un hito en esta dinámica: se logró la liberación de seis estadounidenses encarcelados en Venezuela y se pactó la aceptación de vuelos de deportación.
El trasfondo del acuerdo refleja también las tensiones internas en Venezuela, donde Maduro enfrenta acusaciones de fraude electoral por parte de la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia, quien reivindica su victoria en las elecciones.
Según analistas, este intercambio representa una estrategia pragmática de ambos gobiernos: Trump asegura el retorno de migrantes y presuntos delincuentes, mientras Maduro intenta proyectar control interno y reforzar su narrativa de soberanía.